Daniel Innerarity, en su artículo “Cuidado con los valores” pone de manifiesto la actitud de muchas personas frente a situaciones complejas, es decir, apelan a una “crisis de valores” no solo sobre realidades meritorias, sino para obtener alguna ventaja particular o para esquivar el punto de vista de los derechos de los demás, como menciona en la anécdota del profesor de Oxford.
Dando continuidad a la reflexión, hace referencia a la queja moral apuntando a una situación general de pérdida de valores, relativismo, consumismo, desorientación, insolidaridad, hedonismo, deslealtad, tradiciones que se abandonan. En todas partes parecen quebrarse estructuras, consensos y autoridades. Las clases sociales se difuminan y la sociedad pierde cohesión, las empresas se volatilizan en tramas virtuales, el poder del Estado se debilita, los electores son de poco fiar.
A diario, a través de todos (o la mayoría de) los medios de información y comunicación salta a la luz la crisis de valores en el presente, generalmente haciendo una comparación entre las seguridades tranquilizadoras de pasado y las que solo podemos esperar del futuro dando lugar central a la defensa de los “valores morales”, como desde hace algún tiempo atrás los están planteando como principio político los principales partidos de nuestras sociedades democráticas, sean conservadores o progresistas. Como por ejemplo: Para la reelección de Bush en noviembre de 2004, esta apelación jugó un papel determinante, pero tampoco se trata de una peculiaridad norteamericana, pues hace tiempo que los valores morales ocupan también un lugar central en las campañas electorales europeas.
Existe una cultura política débil cuando las democracias contemporáneas no tienen claro un marco ideológico que respete los derechos, el consentimiento, las garantías y las libertades individuales, no precisamente para fundar los derechos o mitigarlos, sino para ponerlos en cuestión.
Un ejemplo de fenómeno “moralización” relacionado con a las TIC y con la Educación, podría ser que las tecnologías proponen menores costes y ahorro de tiempo, lo que significa, en términos económicos, más dinero para quien las adapte, lo que no quiere decir que ese excedente de dinero redunde en un beneficio social. Por otro lado, las TIC como herramienta didáctica en el proceso de enseñanza aprendizaje optimiza la tarea docente, sin embargo, la mala utilización de ésta por parte del alumnado entorpece la capacidad de relacionarse consigo mismo y con los demás en forma física, cara a cara; como también genera una dependencia para buscar información pero no transformarla en conocimiento, es decir, no se desarrollar capacidades de reflexión, análisis, síntesis, pensamiento crítico y pensamiento divergente.
Por lo tanto, desde nuestra praxis docente debemos tener “tener cuidado con los valores” considerando sus niveles de concreción y cuidando que exista un equilibrio entre ellos atendiendo los principios morales desde el punto de vista particular y colectivo. General debates sobre “el valor de los valores”, e incluso un uso expresamente ideológico del lenguaje moral frente a la lógica de los derechos y deberes.
Fuente: http://www.elpais.com/articulo/opinion/Cuidado/valores/elpepuopi/20080514elpepiopi_4/Tes
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